Jesús y el ciego de nacimiento

Estaba Jesús en el Monte de los Olivos. Se le habían acercado los judíos a preguntarle quien era él. Jesús les había dicho que existía desde antes de su nacimiento.

De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.”

Al escuchar esto, algunos de los judíos que los escuchaban tomaron piedras para apedrearle. Jesús se había anunciado como un ser preexistente. Unos siglos después sus seguidores, llamados cristianos dirían que este Jesús era Dios mismo, o la tercera parte de dios, aunque también la unidad entera.

La confirmación de que Jesús era en realidad el creador vino después del intento de apedreo. Cuenta el evangelio de Juan que Jesús se encontró a un ciego de nacimiento. Jesús se acerco a él y fue entonces cuando sus discípulos, absortos por el misterio de las enfermedades, le preguntaron:

¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

Había llegado el momento cumbre para que se revelara que Jesús en verdad es Dios encarnado, el Creador, el hacedor del quark y las galaxias, el Diseñador Inteligente que tanto pregonan los creacionistas. Jesús se quedó mirándolos, así como un padre mira cuando un hijo le pregunta sobre algo de la naturaleza, y les dijo:

No pecó él ni pecaron sus padres. La ceguera de nacimiento puede deberse a varias causas, pero no al pecado, así como los volcanes y los terremotos no se deben a falta humana alguna, sino a fenómenos naturales. En el caso de este pobre hombre se trató de un fallo en el material genético de la madre. Esto generó una degeneración en unas células llamadas gangliocitos que están en la retina. Esto derivó en una pérdida subaguda de la visión central.”

Maestro, preguntó Pedro, ¿Y eso no se debió a que la mamá tenía un gato? Jesús explicó:

El toxoplasma, parásito transmitido por los gatos, puede generar también problemas de ceguera congénita. Ya que lo mencionas, Pedro, la ceguera congénita se puede dividir en dos tipos: Las hereditarias y las infecciosas. La que mencionas es del tipo infecciosa, como también lo es la catarata rubeólica. La de este pobre hombre es genética. Y bueno, hablando de rubeola vamos a ir a Jerusalén para seguir impulsando la vacunación y las medidas de higiene pública, el lavado de manos, el hervir el agua y otras que tantas vidas está salvando y que mucho sufrimiento le ahorrará al mundo.”

Respondiendo Simón Pedro, dijo:

Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, porque en verdad sabes cosas que solo el Creador podría saber y tus medidas son efectivas y verificables. Sin duda no eres un predicador charlatán.”

Luego se escuchó un acople. Ese ruido que hace el micrófono cuando recoge su propia señal, reintroduciéndola en el sistema. Ese chillido fastidioso despertó a Jorge quien estaba durmiendo tras una pesada semana de estudios. Miró al pastor en la plataforma mientras leía la Biblia:

Juan capítulo nueve, versículo dos y tres. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”.

Un momento, pensó Jorge. ¿O sea que Dios causó el sufrimiento a este hombre haciéndolo ciego desde el nacimiento para que Jesús pudiera obrar un milagro?

Esa mañana de domingo Jorge empezó a dudar de la religión.


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