El prójimo no necesita tu amor, sólo tu respeto

–Brandon, Dios te hizo niño por una razón especial –imploró una vez la madre, sin pistas.

La respuesta del niño de entonces cinco años, no pudo ser más escueta:

–Dios cometió un error.

En antiguas culturas de cazadores y recolectores los hombres transgénero y androfílicos eran considerados un regalo. No sólo eran aceptados como tales sino apreciados como un bono familiar, esas manos extra en el grupo que al no tener hijos propios, depositaban toda su energía en la línea familiar. Esas fueron las conclusiones de un estudio publicado en octubre 2013 por un equipo liderado por Doug VanderLaan del Centro para la Adicción y la Salud Mental en Canadá, quienes se concentraron en ese tipo de “selección por parentesco” para explicar la existencia de la homosexualidad entre la especie. Más aún, nos dicen, es algo que sigue en actividad en sociedades hoy en día donde sólo las que los aceptan se benefician de ello, agregaron los investigadores en el diario Human Nature. Esas manos extra son, precisamente, las que podrían encargarse de muchos de los niños abandonados que subsisten en los orfanatos de cada sociedad.

Ahora bien, a usted no debería importarle a quién ama su vecino. La sociedad estaría mejor si se metiera en reales atolladeros como el amigo que roba, el papá que abusa, el esposo que pega, la madre que insulta, el vendedor que engaña, el político corrupto, no importa si prefieren hombres o mujeres, asiáticos o europeos, narcisistas o masoquistas, lo que necesita juzgar son sus acciones y cómo afectan a los demás. Su última opción sería respetar al otro y dejarlo vivir en paz, eso, muchas veces, es más que suficiente.

Los homosexuales no necesitan una prueba biológica que demuestre que son homosexuales desde que nacen, de hecho, hay muchas pruebas al respecto que ni siquiera tienen que ver con el ADN, de la misma forma como existían pruebas de la evolución antes de que se desarrollaran las genéticas. Se podrán generar experimentos que demuestren que la homosexualidad es genética, epigenética o que se desarrolla en el vientre de mamá debido a sus hormonas, aún así, no esperemos que estos fundamentalistas van a ceder. Al igual que con la evolución, vendrán con algún otro cuento, ya se inventaron una vez que las mujeres teníamos reuniones con los demonios para quemarnos, no van lejos para inventar algo similar sobre la homosexualidad, sólo hay que leer un poco el diseño inteligente y lo que el dogma es capaz de hacer con los hechos.

Como tan apropiadamente dijo en Facebook uno de mis contactos, Harold Montesinos, “buscarle fuentes, orígenes o causas a la homosexualidad es como hacer lo mismo con las personas zurdas”. Y precisamente, eso mismo hicimos. No olvidemos que los zurdos fueron una vez siniestros y que las escuelas católicas, entre otras, solían enseñar a los zurdos a hacerlo todo con la derecha, pues eso de ser izquierdo era cosa del demonio, yo misma pude haber sido víctima de este absurdo abuso si mi madre no hubiese intervenido. Cuando fue el turno de mi hijo, sin embargo, pude salir a comprarle tijeras para zurdos.

¿Puedes cambiar mi identidad sexual?

David Reimer es un caso triste. Nacido en Canadá con tanto el cuerpo como su cerebro de varón, una circuncisión fue el primer error que cometieron los demás en su vida. Los padres del pequeño estaban preocupados por el futuro del niño sin pene así que van a visitar al doctor John Money psicólogo en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore, quien asegura que la identidad sexual no es innata, ¿su solución?, convirtamos a David en niña, él le enseñaría a vivir y sentirse como una mujer. A los 22 meses de edad, David fue convertido quirúrgicamente en Brenda, sólo cuando cumplió 13 años sus padres decidieron decirle la verdad.

Por supuesto, Money publicó resultados positivos sobre la terapia diciendo que había sido un éxito y que Reimer se acostumbró a vivir como mujer, lo que demostraba que la identidad sexual no era innata. Money, por supuesto, mentía y fue expuesto al público en muchas más formas que en esa asquerosa mentira, aunque una cosa era cierta, David nunca se sintió como una niña, ni siquiera cuando le inyectaron hormonas femeninas en su sangre. Cuando sus padres al fin deciden decirle la verdad, Brenda vuelve a ser David. La depresión, sin embargo, nunca lo abandonó y terminó suicidándose a los 38 años.

Por otro lado tenemos a Brandon, el pequeño y listo hijo de padres militares estadounidenses que le dijo a su mamá que Dios había cometido un error al hacerlo varón. Ciertamente, existen muchos errores en la naturaleza pero la homosexualidad no es uno de ellos, ser zurdo tampoco, ni de colores distintos al blanco, ni ser mujer. Brandon creció en un lugar digamos que mayormente conservador, rodeado por militares todo el tiempo, comenzando por mamá y papá, el niño no aprendió a ser niña. Conocí sobre Brandon, y otros como él en un artículo publicado por el periódico The Atlantic. De hecho, otro niño que siempre se ha sentido niña es Zay, y hoy su historia, imágenes y videos son populares en las redes sociales y como bien afirma la página de la historia de Zay, “que la ciencia sepa más permitirá que la medicina pueda ayudar más”.

El padre es piloto, la madre enfermera y Zay fue el segundo hijo “varón” de ambos. Pero Zay era distinto a su hermano mayor y desde temprano, más o menos a los dos años, los padres comenzaron a notar que el niño representaba más el papel de una niña, le gustaban las muñecas no los legos como a su hermano mayor, y desde siempre usaba coronas y trajes de princesa en sus juegos. Que Zay era una niña se hacía indiscutible, el problema es que había nacido con un pene.

“Admito que antes de empezar este trabajo tenía una imagen exótica de los drag queens y exhibicionistas de la televisión. No fue hasta que comencé a ver fontaneros, conductores de camiones, médicos, contadores, profesores y carpinteros, cuando me di cuenta que son sólo personas que, en el reino de la identidad de género, han nacido con un cerebro que no se ajusta a sus cuerpos. Y, casi todos se sentían así desde que tenían memoria”, dijo el doctor Norman Spack en una entrevista para Brookline Magazine.

Precisamente, fue un amigo de los padres de Zay quien los dirigió hacia una charla científica en TED impartida por el doctor Spack. Zay se acercaba a la pubertad, y crecer como varón lo tenía triste y preocupado, a sus padres también. No obstante, el doctor Spack les presentaba una solución, para él, director del Centro de Endocrinología del Hospital de Niños en Boston, interactuar con niños, adolescentes y adultos transgénero le brindó una nueva perspectiva sobre la complejidad del cerebro en el reino de los géneros.

Los pacientes de Spack pasan por tres fases. En la primera tienen que hablar con un terapeuta o un psicólogo entrenado en estos casos que confiablemente encienda la luz verde hacia la segunda fase de transición: las hormonas.

“Los términos que utilizamos para hacer referencia a estas personas y lo que están pasando son importantes. Por un lado, no lo veo como un trastorno psiquiátrico, además, yo soy de los que prefieren no usar el término disforia de género ya que disforia implica ‘ansioso y deprimido’, sin embargo, veo su ansiedad y depresión como fenómenos reactivos a su situación. También he llegado a comprender que ser transgénero no tiene que ver con la orientación sexual. Una de mis pacientes me dijo una vez: ‘No es con quién te vayas a la cama, es como quién te vayas a la cama’”, explica Spack.

La tercera fase es la cirugía. Transexual, le llaman también, a completar el paso fisiológico de un sexo a otro. Igual, no todos lo hacen pues no todo el mundo se siente igual, lo importante es comprender qué te hace sentir bien a ti, hasta dónde te pide tu cerebro llegar y tener a alguien que te ayude a discernir si se trata de una confusa fase o de algo mucho más serio.

David nació varón con cerebro de varón, perder el pene y convertirlo en niña desde pequeño no cambiaron para nada la identidad sexual con la que nació. Brandon, Zay y otros como ellos, nacieron hembras, pero con penes, también tenemos la historia de pequeñitas como Ryland la niñita de la melena rubia que le dijo a sus padres a los dos años que era niño y desde entonces ha actuado como tal, o Luana o Lulu, el niño biológico argentino de seis años quien fuera el primero en cambiar su identidad sexual oficialmente bajo las nuevas leyes argentinas, o el caso de los transgéneros adolescentes estadounidenses que se conocieron durante la transición, ella de varón a hembra, él de hembra a varón y sostuvieron un lindo romance por un tiempo, o el ejemplo de Wren, la niña biológica canadiense quien le preguntaba a su madre a los tres años: ¿cuándo podré ser niño?

Son miles y miles los ejemplos, y gracias a la ciencia y al conocimiento, estos niños podrán llevar las vidas que desean.

De hecho, estamos viendo un poco más de apertura en el mundo de Occidente cuando famosos dejan que sus hijos sean más libres a la hora de vestir y actuar, como una de las hijas del matrimonio Pitt-Jolie o el hijo de Gwen Stefani. El progreso permite que aquellos que una vez fueron considerados inferiores o incorrectos por cosas tan fútiles como ser zurdo, o tan esenciales como ser mujer, hoy pueden usar objetos hechos para satisfacer sus necesidades específicas o pueden elegir ser presidentas de naciones y astronautas.

De la genética a la epigenética

La gran aventura del macho no comienza en la concepción. De hecho, cuando la vida empieza con la unión del óvulo y la esperma, el animal humano inicia su desarrollo como hembra, incubándose y creciendo con la expresión de las dos equis, ‘XX’, que indican el sexo femenino. No es hasta la octava semana que el cromosoma ‘Y’, recibido de papá, se expresa y una explosión de testosterona comienza a moldear al varón.

Los profesionales que han estudiado la trayectoria que toma el organismo para ser hombre han observado cómo puede ser la causa de varios problemas que sólo son encontrados, o mayoritariamente, en los portadores de la XY (escribí un trabajo sobre esto para la revista gratuita de ciencia Órbitas Científicas, edición 24), pero también indica el complejo camino de la identidad sexual en el cerebro y cómo es, para ponerlo algo sutil, ingenuo pensar que la heterosexualidad es lo único probable o “normal”.

Ciertamente, es posible discutir que desde un punto de vista evolutivo, la homosexualidad es un rasgo que no se espera que se desarrolle y persista ya que no va de la mano con la reproducción. No obstante, la encontramos en la mayoría de las culturas y por eso se ha pensado que es hereditaria, sin embargo, ningún gen importante para la homosexualidad ha sido descubierto a pesar de los numerosos estudios que han buscado esa conexión genética. Por ello, los investigadores se han mudado a la epigenética.

La epigenética regula la expresión genética a través de interruptores temporales que son llamados epimarcas. Veamos cómo funcionan. La unidad genética o el gen trae la información necesaria para crear las proteínas que a la larga producirá todo el organismo. Sin embargo, las epimarcas están detrás de cada gen y son ellas las que dirán cuándo, dónde y qué tanto de estas instrucciones serán expresadas. Las epimarcas no las heredamos sino que cada organismo crea las suyas propias, aunque trabajo reciente ha descubierto que hay algunas epimarcas que sí se pasan de una generación a otra. De hecho, se piensa que este mecanismo epigenético es lo que produce la homosexualidad.

En 2012, investigadores del Grupo de Trabajo sobre Conflictos Intragenómicos en el Instituto Nacional de Matemática y Síntesis Biológica (NIMBioS), integraron la teoría evolutiva con los últimos avances en la regulación molecular de la expresión genética y el desarrollo sexual dependiente de andrógenos, con el fin de producir un modelo biológico y matemático que delinee el papel de la epigenética en la homosexualidad resolviendo el enigma evolutivo de la misma. De acuerdo con sus resultados, las epimarcas que son “sexualmente antagónicas” y que normalmente protegen a los padres de la variación natural en los niveles de hormonas sexuales durante el desarrollo fetal, son a veces arrastradas a través de generaciones causando la homosexualidad en la descendencia del sexo opuesto.

“La modelización matemática demuestra que los genes que codifican estas epimarcas pueden propagarse fácilmente en la población ya que siempre aumentan la aptitud de los padres, pero sólo raramente escapan ser borrados o reducen la aptitud de la descendencia en el grupo. La transmisión de epimarcas sexualmente antagónicas entre generaciones es el mecanismo evolutivo más plausible del fenómeno de la homosexualidad humana”, explicó el coautor del estudio Sergey Gavrilets, director asociado de NIMBioS y profesor de la Universidad de Tennessee-Knoxville.

Combinado con la selección por parentesco de la que hablaba VanderLaan, la explicación se torna mucho más factible. Afortunadamente, mientras más vamos conociendo sobre la genética, mejor vamos comprendiendo nuestra propia evolución.

Es realmente risible el papel fundamentalista que toman los cristianos sobre la homosexualidad, especialmente cuando no es un tema prioritario en la Biblia y es discutible si se trata de normas morales o sólo sobre momentos específicos dentro de relatos. Afortunadamente, no todas las denominaciones cristianas son tan dogmáticas, he visto a otros interpretar sus lecturas bíblicas a favor de los homosexuales, de hecho, a favor de todos, aunque me parece triste tener que ‘moralizar’ el libro que adoras para que se ajuste a un humanismo del que sus dioses y profetas tantas veces carecen.

Hay personas que dicen creer con el “alma”, y esas personas poseen un mundo que nadie puede penetrar, esas personas tampoco se meten con nadie ni apoyan gobiernos para que arruinen los derechos de otros, esas personas interpretan las leyes de su dios basadas en el amor al prójimo y dejan que sea su Dios quien al final se encargue de juzgar a los demás. Esa es la religión que yo deseo para el mundo, el derecho a creer y opinar lo que desee mientras no se meta con los derechos de otros a opinar distinto a usted. Pero mientras la explicación comience con: “Dios creó a la mujer para el hombre…”, pues así nunca llegaremos a ningún lado.

Restauremos los mandamientos

Lo diré mil veces, el homosexual no necesita una prueba biológica para justificar su condición. Ahora bien, si vas a quitarle sus derechos sólo por ser homosexual, debes traer una prueba digna que justifique el descaro, ¿no? Más aún, a veces veo a todas estas personas religiosas hablando disparates en contra de estas personas con una intensidad tan enorme que parecería como si los diez mandamientos estuviesen dirigidos a prohibir la homosexualidad. Sin embargo, Papá Dios no los menciona, de hecho, prefiere que honres a tus padres y que no adores a otros dioses más que a él, pero no le importa si te casas con un hombre o una mujer. Los diez mandamientos tampoco hablan sobre la adopción de huérfanos por parejas homosexuales, si a Dios de verdad le importara tanto, pues lo hubiese dicho en sus diez reglas principales. No jures en vano usando el nombre de dios es el tercero, sin embargo, “ser gay está mal” no es parte del grupo. De hecho, en el viejo testamento se encuentra en dos historias y como un mensaje específico no como una norma, una ley o algo en lo que tenemos que gastar energía sin razón alguna más que dañar la vida de personas que no lo merecen, y después otras menciones en el Nuevo Testamento que van de la mano con “fornicadores” en general; lo que no debe sorprendernos, pues todos según la Biblia somos pecadores.

No matar es el único mandamiento que se salva de esos que promueve el egocéntrico Dios de Abraham, lo de no robarás ni mentirás, bueno, pues depende, ¿no?, hay unas riquezas que merecen ser tomadas por sus justos dueños y hay mentiras que salvan (de hecho, el mismo dios es una mentira), pero ese es otro tema… Siguiendo, no obstante, en la línea de los mandamientos pueriles, tengo otros que añadiría que son mucho más importantes que no tomar el nombre de tu dios en vano o santificar las fiestas, estoy segura de que cada uno de ustedes tiene varios también. Si no te molesta, déjalos por aquí, escribe por lo menos tres de los que piensas más importantes.

Recuerda, el creador del Universo escogió estos diez que conocemos los cristianos y judíos, con toda su sabiduría, omnipotencia y poder sobrenatural, (después le buscaron a un hijo para calmarlo y promocionar el amor al prójimo, pero, eso sí, según ciertas denominaciones al prójimo que se parezca a ti), Dios le dice a su creación que no debe codiciar el asno del vecino, que debe adorarlo a él sobre todas las cosas y que no debe adorar a otros dioses… me parece que le vendría bien una actualización.

¡Gracias! ☮


Comentarios

Comments powered by Disqus