Nada lo hace verdad… y todo lo hace mentira

Janette es una cristiana efusiva que le encanta discutir sobre su iglesia. Usualmente busca la forma de engancharme con alguna argumentación en contra del ateísmo y, aquella tarde soleada y calurosa, Janette deseaba usar las críticas ateas a la religión para atacarme con ellas, de alguna forma piensa que afear el ateísmo mostrándolo igual a la religión es más efectivo y beneficioso que embellecerla. Asombrosamente, ni siquiera parece darse cuenta de lo que su propuesta asevera sobre su propia creencia.

—¿Qué tipo de atea eres?, preguntó, deseando parecer espontánea.

—Soy atea cien por ciento escéptica, feminista, pro-gay y antirracista. Soy atea incluyente, es decir, en mi mundo caben todos los creyentes, agnósticos y ateos que, como yo, aman las explicaciones racionales sobre la vida, mantienen su espiritualidad entre sus amigos espirituales y prefieren un mundo pacífico repleto de posibilidades distintas.

—Pues ese no es un tipo de ateísmo —respondió algo gruñona—. ¿Eres Atea+, Nueva atea, Atea de la iglesia de De Botton, Atea comunista?

—No, no pertenezco a ninguna de esas organizaciones.

—Pues de alguna tienes que ser…

—¿Por qué? ¿Porque tú lo dices?

—No, por supuesto que no. PZ Myers y Richard Carrier describen bien estos movimientos, muchas veces hasta de forma contradictoria. Carrier, considerado un librepensador, ha escrito en su blog que no permitirá a nadie en su grupo de A+ si no acepta sus normas.

—Pues es un club como muchos otros, por eso la gente migra, se van de los testigos de Jehová a alguna iglesia evangélica, o del catolicismo al mormonismo…

Sonrió. Así que apresuré mi mensaje antes de que interviniera.

—Mira, Janette, el feminismo no es lo opuesto al machismo, es un movimiento que surgió debido a la existencia del machismo, nació para erradicarlo y liberar a la mujer de esa miserable condena. De la misma forma, la esclavitud produce antirracismo y humanismo, la homofobia hace que nos levantemos a favor de todos los gays. No son sus opuestos; la injusticia y la imposición permitieron que aparecieran para cortarles la cabeza por abusadores. Lo mismo ocurre con el ateísmo, surge de la represión, del abuso y del adoctrinamiento, surge de la idea de conocer a través de evidencias eventos tan extraordinarios como los que tú vendes sutilmente mientras que otros lo hacen fanáticamente, muchas veces de forma letal. No debe de sorprendernos que existan distintos tipos de ateísmo y que haya todo tipo de personas que se llamen ateas; eso, desafortunadamente, ocurre en todos los movimientos humanos; hasta en esos donde se promueven dioses infinitamente bondadosos. Pero eso no le resta las razones de su advenimiento ni yo tengo la necesidad de pertenecer a ningún club por ser atea. Mi ateísmo es sobre libertad, ama a todo el que promueve independencia, acepta a los que no son nocivos para la vida y el planeta. Mi ateísmo no te quiere atea, te quiere responsable, buena y libre.

—Muchos ateos piensan que un creyente no puede ser nunca responsable ni inteligente.

—Muchos creyentes piensan que los ateos no podemos ser buenos ni morales. ¿Cuál es el punto?

—Que el ateísmo es como la religión.

—Más bien, ninguno puede escaparse de ser como los humanos. Pero ahora ya has expuesto cuál es la hipótesis en tu debate; ahora dime, ¿acusas al ateísmo de ser igual de malo que la religión o igual de bueno?

Lo pensó por un momento. Sorbió un poco de su bebida caliente y respondió sin mirarme.

—Igual de malo.

—Ah, entonces eres nueva agnóstica, no cristiana —bromeé.

Luego de reír conmigo por unos segundos, Janette continuó hablando de los grupos de ateísmo por el mundo y cómo la situación está enfrentando a los ateos, así como han hecho las religiones entre religiosos.

—Los nuevos ateos, seguidores de Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Sam Harris y Daniel Dennett, son agresivos, impetuosos, irreverentes y predican sus ideas. Ahora se habla de otros grupos que no están de acuerdo en muchas cosas y los debates son entre ellos y sus críticas no van dirigidas a los creyentes.

—Cuando pienso en esas cuatro personas que mencionas, lo que más sobresalen son sus diferencias. Cada uno tiene una perspectiva distinta respecto a su ateísmo y la triste verdad es que Hitchens debía tenerle más miedo al cáncer que a Carrier. Al menos es claro que el tema es político, con diferentes grupos para ganar o perder, para establecer si el ateísmo es nuevo o habla de las tradiciones establecidas desde hace tiempo y de si su contenido es positivo o negativo. Hasta ahora, por lo menos, no podemos hablar de ateos asesinando ateos, ni un loco nuevo ateo que atacó a unos miembros del grupo A+. Estoy segura de que existen ateos con actitudes nocivas e ideas negativas respecto a los creyentes en general y en contra de otros ateos, lo único que puedo hacer es no ser uno de ellos; y aunque siempre estaré en contra de ideas nocivas, no consigo nada con intentar convencerlos de que pensar como yo es lo mejor. De la misma forma, los creyentes deben tratar de alejarse de planteamientos fanáticos, imposiciones y prédicas prejuiciosas dentro de sus iglesias. Mantenerse fiel a su dios trascendental y dejar de defender causas perdidas, como los libros sagrados y milagros en las tostadas.

Sonrió de nuevo. Era una mujer regiamente atractiva, mucho más cuando sonreía, una de esas curiosidades de la biología humana.

—Jesús es real y es el hijo de Dios. La cosmovisión cristiana afirma que la única forma de conocer a Dios es a través de Dios; si como atea no aceptas su existencia, jamás tendrás acceso a su magnífico poder. Si realmente quieres saber si Dios existe, tienes que cambiar tu visión del mundo e incluir al menos la posibilidad de que Dios es auto-revelación, autoridad y milagro. De lo contrario, será imposible para ti saber si Dios existe y te quedarás juzgando la realidad desde tu miope visión del mundo que, necesariamente, excluye a Dios.

Ese tipo de argumentos origina entre mis neuronas un viejo pensamiento con un moderno e internacional atuendo: ¿¿¿WTF???

—El problema principal es que esa cosmovisión cristiana hace al ateo responsable de su propia condena; lo que es un error pues el responsable debería ser Dios. ¿Cuál es el objetivo de esconderse completamente?, no le veo propósito a desear que la gente esté tan confiada en tu existencia-sin-evidencias que no se atreva ni a dudar. Sería lo mismo si yo te dijera que si no aceptas como auto-revelador y superior a Pan, nunca sabrás de su existencia y serás condenada para toda la eternidad, ¿qué culpa tienes tú si no has conseguido percibir a Pan o verlo y aceptarlo? De hecho, pensar en aceptarlo es como darle la bienvenida a la locura. Sin embargo, existe tanta evidencia para Pan como para tu Dios, lo único es que el tuyo es más actual y favorecido por una gran mayoría, pero sigue siendo el mismo ser sobrenatural que inventó la humanidad para explicar las cosas que desconocía y ha usado para tener poder y controlar; es el mismo ente cuyo poder ha disminuido en proporción al crecimiento de las respuestas científicas. Irnos a la metafísica para intentar explicar una creencia no tiene sentido; los dioses no tienen explicación racional alguna, sólo la fe los mantiene.

—La biología no explica la conducta. Sólo Dios pudo regalarnos el libre albedrío dentro del destino que mantiene en sus manos.

—No, la biología no explica la conducta, necesita del medio para hacerlo. Hablar de una sin el otro es como referirnos al espacio sin el tiempo. Y otorgarle a Dios algún papel en el destino humano es condenarlo a nuestra justicia. Yo la verdad es que, siendo un ser sobrenatural con poder sobre la vida, nunca permitiría tanto dolor, de hecho, nuestros imperfectos sistemas de justicia apresan y hasta asesinan a personas que han cometido crímenes menores. O no sabe o no existe. Yo me inclino 100% por la segunda opción.

—A mí el Padre de mi iglesia me dice que como humanos no somos nadie para intentar conocer las razones y los caminos de Dios. Además, si no existe, ¿para qué hablar tanto sobre él?

—No comprendo ese deseo de ser adorado y sentirse superior; no comprendo de forma racional la idea de que no podemos dudar de un ser invisible. Por otro lado, ¿por qué no debo hablar de él? ¿Cuál es el problema de que desee justificar mi ateísmo con otros ateos? Si vamos a ver, ahora estoy hablando de eso porque tú comenzaste, yo nunca pongo el tema, precisamente porque ustedes luego me acusan de hablar mucho sobre eso. El tiempo que le dedico a los dioses es mínimo en relación con mi vida. Mi trabajo no es el ateísmo, es la actualidad científica. Ser madre es fácil porque todos somos ateos, incluyendo a mis perras. No voy puerta por puerta distribuyendo panfletos sobre el ateísmo ni adoro a Dawkins ni a Harris en algún templo, no hay iglesias ateas en mi país y si hubieran no iría, no me gusta eso. No tengo clubes y me importa un pito si crees o no. Me importa más si ayudas y no molestas ni tratas de controlar a los demás. Por otro lado, es necesario levantar la voz frente a injusticias y las religiones caen en muchas de ellas. De todos modos, mis momentos ateos son mayormente virtuales y van dirigidos a todo el que desee leerlos, los que no quieran hacerlo son libres de continuar su camino y una cosa puedo asegurarles, no irán a ningún infierno ni serán castigados por ello.

—No creo en el infierno.

—¿Crees en el cielo?

—Creo en ser una con Dios y su hijo Jesús. Algo que tú no serás.

—¿A mí me toca el limbo entonces?

—A lo mejor.

—¿Qué te puedo decir? La verdad es que no deseo ‘ser una’ con un ente que es descrito como infinitamente bondadoso pero te niega su nirvana y te condena a un limbo eterno sólo por no creer en él. Me parece una mentalidad vana que raya en la psicopatía.

—Amiga, creo que debes meditar y dejar que Dios entre en tu corazón; serás más feliz.

—Pues que deje el cliché y que entre por mi cerebro. Y eso de ser más feliz, pues depende. No puedo asegurar que la gente es más o menos feliz por ser creyentes, agnósticos o ateos, la felicidad es una emoción complicada, resultado, como todo, de una melodía compuesta por la biología y las experiencias en el medio del animal… lo que no puedo explicarme es por qué te importa que no crea si a mí no me importa que creas…

—Es que quiero que conozcas a Dios.

—¿Para qué si no existe?

Janette y yo dedicamos unos minutos a nuestros capuccinos; cada cual rumiando pensamientos distintos y sus consecuencias.

—¿Te has dado cuenta de algo, Janette? Es sólo tu propuesta la que conlleva un castigo, una condena debido a la ‘rebeldía’ de no creer. No es una creencia atractiva, amable ni positiva. Creo que debes pensarlo y al final decir con extrema convicción: “no te preocupes que mi dios entiende, él sabrá qué hacer contigo”. Así, por lo menos, das un paso positivo en tu fe y pones a tu dios por encima de mí y de ti misma. No sé, a mí me parece un poco más respetable que condenar al otro por no creer en lo mismo que tú, ¿no crees?

—Pues, que sea respetable no lo hace verdad…

—No, ciertamente, nada lo hace verdad… y todo lo hace mentira.

La conversación giró entonces en torno a los amigos en común. Minutos más tarde, pagábamos los cafés y caminábamos a nuestros respectivos carros. Janette y yo concordamos, cada vez que nos vemos, que no vale la pena debatir, ella ama a Jesús y yo no, ni siquiera estoy segura de que existió. Le he repetido hasta el cansancio que no me importa que lo ame pero que no intente vendérmelo. No obstante, Janette decide siempre debatirme con algo nuevo y cuando respondo, me condena al limbo moderno de su iglesia católica por no creer en su dios en particular; no le importa si creo o no en Olòrún o en Alá.

Ella asiste a la iglesia hasta cuatro veces por semana, ha bautizado a sus hijos, todas sus acciones son patrocinadas por Jesús y Dios y dona parte de su dinero a su congregación. Invierte gran parte de su vida en lo que cree. Yo sólo escribo en La lupa herética y en las redes sociales sobre mi ateísmo, nunca inicio un debate porque muchos creyentes son sumamente susceptibles y se ofenden rápidamente apuntándonos como culpables y blasfemos, no visito lugares de adoración para decirles lo ‘errado’ que están ni comento en las bendiciones de amigos y familiares creyentes que deciden hablar de su fe; sin embargo, no importa lo que haga, para personas como Janette, soy yo quien debo callar y no razonar sobre mi ideología en particular porque no va con la de ella; calladamente, desea que me encierre en un closet o que acepte a su Dios. Todavía existe esa percepción por donde yo me muevo, de que el mundo le pertenece a los creyentes.

¡Vaya delirio!, el mundo no le pertenece ni a los humanos.

¿Por qué no puedo aceptar la existencia de Dios?

Aquí algunas de mis sencillas razones

  • No existen evidencias. La cantidad de pruebas suman, exactamente, cero.

  • El estudio del pasado humano nos presenta una lista enorme de religiones que reflejan las culturas y los tiempos de sus adoradores.

  • La inconsistencia y la debilidad de los argumentos de las religiones del mundo son enormemente palpables.

  • Los libros sagrados no explican absolutamente nada que pueda ayudarnos a comprender mejor la vida y a desarrollar componentes certeros para nuestra salud.

  • Es imposible explicar el terrible estado del planeta a través de la existencia de los dioses. Se han creado muchas vías, desde los caminos misteriosos que no hemos de cuestionar hasta el libre albedrío; ninguna logra exponerlo con claridad y lógica, más bien intentan excusar la inactividad.

  • Explicar la existencia de dioses, profetas, ángeles, vírgenes y demás a través de la ‘perfección de la Biblia’ o cualquier otro libro llamado sagrado, no provee con resultados efectivos ya que está demostrado que esos libros no son de fiar y poseen argumentos, no sólo inválidos sino también retorcidos, intolerantes, prejuiciosos e inútiles.

  • ¿Cuál poder de Dios? “La Biblia nos dice que Dios formó mundos de la nada y separó grandes mares con el poder de su palabra, hoy, sin embargo, sus actos más impresionantes parecen formar bollos pegajosos en los retratos de santos”, expresó en su blog el librepensador Adam Lee.

  • La ciencia ha ido llenando las lagunas que teníamos sobre el conocimiento de la vida y el Universo. Dios ya no es necesario en esos aspectos.

  • Las creencias básicas dependen de la geografía, la cultura y las decisiones de la familia que te críe.

  • Tampoco hay evidencias acerca del alma. Como señaló Thomas Hobbes, “el concepto de una sustancia no sustancial es una contradicción. No es posible imaginar una entidad no-física que tiene vida y percepción. Incluso los creyentes en las almas siempre las imaginan como algo parecido a humanos en forma de nubes o nieblas. Es una ilusión creer que el concepto de alma es concebible. Sin embargo, miles de millones de personas han creído en un perceptor no espacial que puede viajar a través del espacio y percibir e interpretar las vibraciones y ondas en el aire sin ningún tipo de órganos sensoriales”.

  • La neurología y la experimentación con el cerebro nos han regalado resultados estupendos sobre los fenómenos que nos parecían sobrenaturales y paranormales, hasta los más intricados de ellos, como percibir que nos salimos del cuerpo, han sido recreados en los laboratorios de neurología mediante la estimulación neuronal. La psiquiatría y las neurociencias, además, explican racionalmente las variaciones en el cerebro, sus causas y síntomas. Hasta el túnel después de la muerte ha sido descrito como falta de oxígeno en el cerebro.

  • La ciencia actual explica el origen del Universo y la vida sin necesidad de seres inmateriales que tapen lagunas. “Hace mucho tiempo, el hombre, en su ignorancia, creó dioses para darle sentido al mundo. Entonces, cuando esto falló, el hombre creó la ciencia. La ciencia ha sido la forma más eficaz que jamás se ha inventado para descubrir la verdad. Por ejemplo, nosotros no tenemos que orar o exorcizar demonios para sanar enfermos, nosotros curamos con la medicina. La ciencia ha sido, en todos esos sentidos, mucho más eficaz que la religión”, dice Daniel Florien de UnreasonableFaith.com.

  • Ni los dioses ni las religiones han conseguido balancear las injusticias en la vida, los creyentes no viven mejor que los ateos ni tener un dios sobre otro provee con algún mayor beneficio. No tienes que ser bueno para que Dios no te castigue, debes ser bueno para ayudar a tus compañeros Homo sapiens, a las demás especies y al planeta.

  • Los dioses no erradican el cáncer ni el Huntington, no brindan fórmulas médicas o mágicas en los libros sagrados, ni siquiera para ayudar a los pequeños hijos moribundos de sus fieles.

  • Las religiones han demostrado tantas veces no poseer ningún tipo de ética ni respetar los derechos humanos y muchos de sus dioses son inconsistentes, ignorantes, prejuiciosos, ñoños y muchas veces insoportables.

  • El Dios cristiano es masculino, su hijo es varón nacido de una virgen. La Biblia asegura que la mujer surgió de una costilla masculina; sus mitos son arrogantes, repletos de absurdos y sus protagonistas son mayoritariamente machos.

  • Las creencias en fenómenos sobrenaturales han dado origen a toda una gama de conceptos paranormales basados en anécdotas, oscurantismo y avaricia que anuncian el nacimiento de magufos y ufólogos, entre otros.

  • Por último, cito a Ricky Gervais cuando bromea: “¿Por qué no creo en Dios? No, no, no, ¿por qué crees TÚ en Dios? Sin duda, la carga de la prueba recae sobre el creyente. Tú empezaste todo esto. Si se me ocurre decirte: ¿Por qué no crees que puedo volar?, me contestarás: ¿Por qué habría de hacerlo? Y te respondo: Porque es una cuestión de fe. Pues si luego te digo: Demuéstrame que no puedo volar, a ver, sabemos que no se puede demostrar que no se puede ¿o sí? Probablemente tus respuestas serán alejarte, llamar a seguridad o tirarme por la ventana increpando: ¡Entonces vuela, maldito lunático!”.

Usa tu fe para crecer espiritualmente, para alcanzar la paz y dejar que los demás piensen lo que les parezca, usa tu ética humana para denunciar intolerancias y prejuicios dentro de tu iglesia, de tu partido, de tu país, de tu organización. Estamos en la Tierra y aquí somos los únicos responsables; si tu dios es tan infinitamente poderoso, trascendental e incognoscible, él se encargará de todos nosotros al morir.

Aparentemente, los vivos no son su fuerte.


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