El ojo no pudo aparecer por evolución”

Escribe: Daniel E. Vera Monardes
Fecha: 26 de febrero de 2004.

Bueno, de partida creo que no se ha apreciado correctamente la naturaleza de la vida, su noción conceptual. Como señalara anteriormente, la vida no es materia, ¡porque es mucho más que eso! Remitir la vida a un concepto estrictamente materialista es algo bastante insuficiente. Por otra parte, no importa que todas las condiciones para la vida se hayan podido aunar. Eso no reviste problema alguno para los creacionistas. Lo que mantenemos es el hecho de que la vida sólo procede de vida anterior o preexistente. Es un principio de la lógica que nadie puede dar lo que no tiene, de modo que si la vida debe haber existido con ella desde la eternidad o ser anterior a ella.

Se pueden recrear las condiciones para la vida, pero no se puede crear la vida misma. Podemos fabricar una proteína, pero una proteína NO ES VIDA.

Con respecto a la formación del ojo, aún no he recibido alguna prueba que demuestre que un ojo puede evolucionar formando nuevas partes para un mejor funcionamiento.

Amigo, ¿sabes realmente qué implica creer en la evolución? Es como pintar un cuadro en un cuarto oscuro, sin saber qué colores estás utilizando y ver al día siguiente una copia perfecta de la Mona Lisa.

¿Cómo puede la “selección natural” evadir la necesidad de un programa direccional que esté presente en la elección de los colores, la dirección de los trazos, la fuerza del pincel? ¿Cómo puede usted, amigo, concebir la idea de que se pueda crear parte alguna de un organismo para satisfacer una “necesidad” que desconocía por completo (en este caso, la vista)????

Sin duda, el modelo evolutivo no puede explicar esto.

Atte.,
Daniel E. Vera Monardes

Respuesta

Hola Daniel:

Muchas gracias por escribir a Sindioses.org. Su carta se puede dividir en tres secciones, la primera es sobre la naturaleza de la vida, la segunda sobre la evolución del ojo, y la tercera sobre la “intencionalidad” de la selección natural.

Empecemos con la primera inquietud.

Usted afirma: “Como señalara anteriormente, la vida no es materia, ¡porque es mucho más que eso! Remitir la vida a un concepto estrictamente materialista es algo bastante insuficiente”

Empezaré por decir que la vida no existe en abstracto, lo que hay son seres vivos. A pesar que la definición de ser vivo es compleja, se puede trazar una línea demarcatoria entre los seres vivos y las cosas inertes teniendo como características para los primeros: 1) la compleja organización, 2) la capacidad de autorregulación, 3) la capacidad de reproducción, 4) la capacidad de crecimiento y desarrollo, 5) la capacidad de efectuar metabolismo, 6) la capacidad de responder a los estímulos del ambiente y 6) ser capaces de sufrir selección natural darwiniana.

Aunque todos los seres vivos están formados principalmente por C, H, O, P. N y S no podemos decir que un ser vivo es meramente un bulto de CHOPNS. Los seres vivos, como usted lo apuntaba ¡son mucho más que eso!, pero ese mucho más a mi parecer es resultado de una intricada organización de las partes materiales, no algo sobrenatural.

Un ser vivo es un complejo de partes complejas. Hay varios niveles de complejidad, que inician desde el nivel atómico, pasan por el molecular, luego por el celular, y así sucesivamente.

Más adelante usted afirma: “Por otra parte, no importa que todas las condiciones para la vida se hayan podido aunar… Lo que mantenemos es el hecho de que la vida sólo procede de vida anterior o preexistente”

Es probable que usted piense que los biólogos creen que la primera célula apareció de una vez ya formada, de un segundo para otro. Tal cosa no es cierta. Basta con que una molécula - quizás el ARN - haya empezado a hacer copias de si misma en los mares precámbricos, luego pudo asociarse a este ARN proteínas que hicieran más eficaz la duplicación de este ácido nucleico. Sé que usted notará que estoy dando una explicación probabilística, pero es una explicación plausible y perfectamente natural. Por otra parte creo que el problema conceptual que tiene es considerar la vida como algo metafísico que pasa de un ser a otro, si considera la vida como un sistema químico altamente complejo con autorregulación, reproducción y metabolismo creo que la cuestión le resultará más fácil de comprender.

En el artículo “15 respuestas al sinsentido creacionista” de John Rennie y publicado en Scientific American, se toma el asunto de la abiogénesis y comenta:

El origen de la vida permanece como un buen misterio, pero los bioquímicos han aprendido como los primitivos ácidos nucleicos, aminoácidos y otros bloques de construcción de la vida podrían haberse formado y auto-organizado en unidades autoreplicantes y auto-sustentables, colocando la base para la bioquímica celular. Los análisis astroquímicos sugieren que cantidades de estos componentes podrían haberse originado en el espacio y caído a la Tierra en cometas, lo cual es un escenario que soluciona el problema de cómo estos constituyentes se formaron bajo las condiciones que prevalecían cuando nuestro planeta era aún joven.

Los creacionistas algunas veces intentan invalidar toda la evolución apuntando a la corriente inhabilidad para explicar el origen de la vida. Pero aún si la vida sobre la Tierra tuviese un origen no evolutivo (por ejemplo, si los alienígenas introdujeron las primeras células hace millones de años), la evolución a partir de entonces estaría ampliamente confirmada por los incontables estudios micro y macroevolutivos.” [1]

Usted afirma: “Podemos fabricar una proteína, pero una proteína NO ES VIDA

Claro que uno proteína no es vida. Pero la aparición de una nueva proteína dentro de una célula ya formada (por mutación de un gen preexistente) o el acoplamiento de ésta a un modulo químico prebiótico ayudaría al cambio. Recuerde de nuevo que no hay vida sino seres vivos.

Ahora pasemos al asunto de la evolución del ojo.

Usted afirma sobre el tema: “Con respecto a la formación del ojo, aún no he recibido alguna prueba que demuestre que un ojo puede evolucionar formando nuevas partes para un mejor funcionamiento”

Los ojos no quedaron en el registro fósil ya que son estructuras muy blandas y casi siempre fosilizan estructuras duras como caparazones, dientes y huesos. Sin embargo, le recomiendo el libro “Escalando el monte improbable” de Richard Dawkins, en el podrá encontrar la información que anda buscando.

Con relativa frecuencia escucho a los creacionistas hacer una analogía entre el ojo y la cámara fotográfica. Los creacionistas dicen que al ser el ojo una estructura formada por muchas partes interrelacionadas ¿Cómo podría formarse gradualmente? ¿Para que serviría un 50% de un ojo? He aquí la objeción tomada de un texto antievolucionista de los Testigos de Jehová:

Considere órganos corporales como el ojo, el oído, el cerebro. Todos son tremendamente complejos, mucho más que las más intrincadas invenciones del hombre. Un problema para la evolución ha sido el hecho de que todas las partes de tales órganos tienen que trabajar juntas para que haya vista, oído y pensamiento. Tales órganos habrían sido inútiles hasta que todas las partes individuales estuvieran completas. De modo que surge la pregunta: ¿Es posible que el elemento no guiado del azar, del cual se piensa que es una fuerza impulsora de la evolución, pudiera haber juntado todas estas partes al tiempo apropiado para producir mecanismos tan elaborados? [2]

El problema de los creacionistas es suponer que la evolución trabaja juntando los órganos de manera similar a una ensambladora de autos. Cuando una persona sin conocimiento en biología lee argumentos como los anteriores es engañada, pues se describe la evolución de una manera como no ocurre. ¡Daniel, ese es su caso!

Los orígenes del ojo hay que buscarla en la capacidad fotosensible de algunas células. Muchos unicelulares pueden ubicarse espacialmente, es decir nadar hacía arriba o hacía abajo, gracias a que son sensibles a la luz. Esta sencilla distinción entre luz y oscuridad fue el primer paso en la evolución del ojo.

Para este primer paso puede considerarse posible al ver el fotorreceptor que existe en Euglena, un protista fotosintético que tiene un organelo sensible a la luz conectado con el flagelo que le permite la locomoción. No estoy afirmando que los ojos de los humanos se remonten al fotorreceptor (eyespot en inglés) de Euglena, solo estoy mostrando que este primer paso es posible en la naturaleza.

El siguiente paso involucraría a un animal pluricelular. Tendríamos una capa de células sensibles a la luz. Luego la Selección Natural favoreció a aquellos organismos que tuviesen tal capacidad fotosensible ya que le permitiría a su poseedor nadar hacía a la superficie, conseguir alimento u ocultarse cuando una sombra se presentaba el organismo y así salvarse de un predador. Ahora si ésta capa de células se invaginase podría dar cabida a una mayor cantidad de células, y esto constituiría una ventaja. Esto no es cambio imposible pues solo sería necesaria una modificación en la forma de expresión de algunos genes ya existentes. Precisamente en el molusco gasterópodo Patella, (los gasterópodos son el grupo de las babosas y caracoles) se encuentra un estructura así.

Ojo%20simple%20multicelular.jpgCelulas%20fotosensibles%20en%20un%20multicelular.jpgOjo%20en%20copa.jpg

En el gasterópodo Pleurotomaria encontramos una estructura invaginada mucho más profunda; En el género Haliotis encontramos un ojo casi cerrado; en el género Turbo el ojo ya está cerrado pero sin lente, y finalmente encontramos ojos cerrados y con lente en los géneros Murex y Nucella. Así pues hay ejemplos en la naturaleza que muestran que estos estadios intermedios son posibles. Añado que la presencia de una lente mejora muchísimo la visión, pero bien pueden existir organismos sin esta estructura, lo cual invalida el argumento creacionista arriba citado que afirma que: “Tales órganos habrían sido inútiles hasta que todas las partes individuales estuvieran completas”

Formacion%20de%20la%20camara%20oscura.jpgEl%20ojo%20vesicular.jpg

Daniel, espero que con estos ejemplos de especies aún existentes haya recibido la prueba de que demuestre que un ojo puede evolucionar gradualmente, tal como me los solicitó.

Sobre el tema de la evolución del ojo Jhon Rennie en el artículo ya citado comenta:

Generaciones de creacionistas han intentado contradecir a Darwin citando el ejemplo del ojo como una estructura que no podría haber evolucionado. La habilidad del ojo para proveer visión depende del arreglo perfecto de sus partes, dicen los críticos. La selección natural nunca podría haber favorecido las formas transicionales necesarias durante la evolución del ojo ¿Qué tan bueno es medio ojo? Anticipándose a esta crítica, Darwin sugirió que aún un ojo “incompleto” podría conferir beneficios (como ayudar a las criaturas a orientarse hacía la luz) y de ese modo sobrevivirían permitiendo futuros refinamientos evolutivos. La biología ha vindicado a Darwin: los investigadores han identificado ojos primitivos y órganos sensibles a la luz a través del reino animal y han ayudado a trazar la historia evolutiva del ojo a través de comparaciones genéticas. (Ahora parece que en varias familias de organismos los ojos han evolucionado independientemente.)”

Existe una excelente página en inglés sobre la diversidad de ojos en el mundo animal y su evolución. La página recomendada es: “Eye, Eye, Eye, Eye: Questions about Eyes. Ensayos por David Denning y Molly Kirk”

El último componente de su carta trata sobre la “intencionalidad” de la selección natural. Usted comenta: “¿Cómo puede la selección natural evadir la necesidad de un programa direccional que esté presente en la elección de los colores, la dirección de los trazos, la fuerza del pincel?”

Debo responder que la selección natural no tiene intencionalidad como sí la tuvo Leonardo da Vinci al pintar la Mona Lisa. La selección natural entendida como “supervivencia y reproducción diferencial de unos organismos respecto a otros” no tiene propósito alguno.

Si al aplicar un insecticida muere la mayoría de los individuos de una población de chinches, pero por puro azar (por poseer una mutación útil en esa situación) una de ellas sobrevive y deja más copias de ese gen en su descendencia es una cuestión aleatoria. La supervivencia de ese organismo y el futuro aumento de ese gen en la población es un acontecimiento que de antemano no fue previsto, no había alguien allí moviendo los hilos.

Si gradualmente evolucionó un órgano que respondía a la luz, y que permitía formar imágenes a partir de células fotosensibles no fue porque alguien así lo dispuso de antemano; Simplemente las variantes que mejor respondían a su ambiente sobrevivieron y dejaron mayor descendencia.

Me permito citar a Francisco Ayala, genetista y filósofo de la ciencia:

Los objetos y los procesos inanimados (exceptuando los creados por el hombre) no son teleológicos porque no están dirigidos hacía fines específicos, no existen para cumplir ciertos fines” [3]

Entendiendo teleología como uso del diseño, propósito o utilidad de algo como explicación de un objeto. La palabra viene del griego telos = fin. Ayala prosigue:

La configuración de la molécula de cloruro de sodio depende de la estructura del sodio y del cloro, pero carece de sentido decir que la estructura está presente para cumplir cierto fin. La forma de una montaña es el resultado de determinados procesos geológicos, pero no ha surgido para cumplir un fin determinado. El desplazamiento de la Tierra alrededor del Sol resulta de las leyes de la gravedad, pero no existe para satisfacer ciertos fines o propósitos. Podemos utilizar el cloruro de sodio como alimento, podemos utilizar una montaña para esquiar y podemos sacar partido de las estaciones, pero el uso que hagamos de estos objetos o fenómenos no es la razón por la que surgieron o por la que han adoptado determinadas configuraciones. Por otra parte un cuchillo y un coche existen y tienen una configuración determinada precisamente para poder cortar y servir como medio de transporte. De modo similar, las alas de las aves surgieron precisamente porque permitían volar, lo que confería cierta ventaja reproductora. La parada nupcial del pavo real surgió porque incrementaba la probabilidad de apareamiento y por tanto de dejar progenie.

…Los sistemas con características teleológicas que no son debidas a la acción intencionada de un agente, sino que resultan de algún proceso natural, presentan teleología natural (o interna). Las alas de las aves tienen teleología natural; sirven para un fin, volar, pero su configuración no se debe al designio consiente de alguien. Podemos distinguir dos tipos de teleología natural: la determina o necesaria y la indeterminada o inespecífica. Existe teleología natural determinada cuando se alcanza un estado final específico a pesar de las fluctuaciones ambientales. El desarrollo de un huevo hasta formar una gallina o el de un zigoto humano hasta formar una persona son ejemplo de teleología natural determinada… Se da teleología natural indeterminada o inespecífica cuando al estado final al que se tiende no está predeterminado específicamente, sino que más bien es el resultado de la selección de una de las diversas alternativas existentes… Las adaptaciones de los organismos son teleológicas en este sentido indeterminado. Las alas de las aves requieren explicaciones teleológicas: llegaron a producirse las constituciones genéticas responsables de la configuración de las alas porque éstas sirven para volar y el volar contribuye al éxito reproductor de las aves. Pero en la constitución de los antepasados remotos de las aves no había nada que exigiese la aparición de las alas en sus descendientes. Las alas surgieron como consecuencia de una larga cadena de acontecimientos, habiéndose seleccionado en cada etapa la alternativa más ventajosa de las existentes en ese momento; pero las alternativas presentes en ese momento sí que dependían al menos en parte de sucesos aleatorios… [4]

Creo que lo mismo se puede decir de la evolución del ojo, o de cualquier adaptación de los seres vivos. Quiero terminar este tema nuevamente citando a Ayala:

El proceso de la evolución por medio de la selección natural no es teleológico en el sentido intencionado. Santo Tomás de Aquino y los teólogos naturales del siglo XIX sostenían que la organización direccional de los seres vivos evidencia la existencia de un Diseñador. Las adaptaciones de los organismos pueden ser explicadas como el resultado de los procesos naturales sin necesidad de recurrir a productos finales buscados concientemente…” [5]

Sin más por el momento.

Cordialmente,

Ferney Yesyd Rodríguez

Referencias:

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