Apología a Elena G. de White y la putrefacción gástrica de la proteína animal
Escribe: Jorge <albema..l.com> 01.12.2003
He leido muchos de sus articulos, me han interesado los de Elena G. de White, considero que esta senora habiendo escrito hace casi un siglo atras, puso en un llamado de alerta a la sociedad en que vivia, ahora bien, palabras cientificas no se lo otorgan a un descubrimiento en un dia, el estudio de celulas que ahora podemos mencionar se debe a años de estudio, expresiones que ella uso sobre diversas enfermedades que ustedes la asocian con otras deben ser vistas a traves de la optica de otra cultura, la de ella no era la nuestra ni las suyas que escriben estos articulos, con respecto a algunas enfermedades consideradas trasmisibles solo desde el punto de vista cientifico, por otros germenes o antigenos hoy en dia no podemos considerarlo de este modo cuando hay enfermedades aparentemente vencidas que ya son resistentes hasta los mas diversos antibioticos de generaciones contemporaneas y especificos a ellos.
Solo considero que ella fue inspirada por Dios, ha mantenido unido a un pueblo que ustedes llaman adventistas del 7mo dia y que en realidad yo admiro, quisiera vivir sin Dios, pero no puedo, los pensamientos de los ateos lucen maravillos pero a mi criterio son personas que viven la vida de una forma vacia y sin esperanza, sola la que obtienen con su pensamiento y el fruto de sus manos.
Dios les bendiga
Jorge.
Respuesta
Hola Jorge:
Muchas gracias por enviarnos su opinión a Sindioses.org. Su defensa de Elena G. de White me parece curiosa, por un lado resalta que no pueden juzgarse los desaciertos de la supuesta profetiza ya que en su tiempo la ciencia no estaba tan desarrollada como en la actualidad, pero al final usted recalca “Solo considero que ella fue inspirada por Dios” ¿Acaso no se da cuenta de la contradicción de estas ideas. Justamente lo que el artículo “Elena G. de White y los adventistas del Séptimo Día” afirma es que no se puede pretender que las ideas de esta señora sobre medicina y fisiología humana fueron dictadas por Dios ya que presentan muchas incongruencias.
Daré un ejemplo más a fin que me entiendas: En el libro Consejos sobre el régimen alimenticio, página 458 se lee: “Muchas veces cuando se come carne, está se descompone en el estómago, y produce enfermedad”
La primera conclusión que se saca de esto es que Elena G. de White creía que los alimentos (en este caso la carne) se descomponen o se pudren en el estómago. Esto es muy curioso, pues justamente esto era lo que se creía normalmente en el siglo XIX sobre la fisiología del estómago. Si usted revisa un texto de historia de la medicina se podrá enterar que fue William Beaumount quien en este siglo descubrió los jugos gástricos y describió su función al introducir comida atada por una cuerda al estómago de un soldado herido llamado St. Martin. Es poco probable que la señora White hubiese conocido este avance y esto explicaría porque hizo semejante afirmación tan descabellada.
Usted afirma sobre la señora White: “puso en un llamado de alerta a la sociedad en que vivía” ¿Cree que en el caso de la putrefacción gástrica de la proteína animal logró poner el llamado de alerta? Por otra parte, creo que este desatino tan patente deja claro que Elena G. de White NO fue inspirada por Dios. ¿O acaso el Ser que creó el estómago no fue capaz de hablarle del ácido clorhídrico y las enzimas proteolíticas que conforman el jugo gástrico? Imagine por un momento que en los albores de la fisiología humana una señora muestre una cantidad de datos que resultan ser ciertos por mera inspiración divina. Eso habría de ser espectacular para el “avance de la obra”. ¿No lo cree Jorge?
Y por último debo contarle que no puede generalizar sobre la felicidad o la infelicidad de todos los ateos. Creo que es su miedo a afrontar la realidad lo que le impide adoptar una visión más realista del mundo y lo lleva a equívocas generalizaciones. ¿Acaso conoce usted a todos los ateos y agnósticos del mundo? Tampoco espero que el sencillo ejemplo que le coloque sobre los desatinos de Elena G. de White logre derrumbar el enajenamiento en el que lo tiene la secta adventista. Sin embargo, puede servir- como me lo han hecho saber- a otras personas que leen esta sección de Sindioses.org.
Sin más por el momento, y esperando que la carne no se pudra en los estómagos de los humanos me despido.
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