“Hay azotes para los que hagan lo malo”
Escribe: Edgardo Mercado <edga..ail.com> 12.06.2003
lei su articulo respecto al infierno, fundado ciertamente por la conmocion que da la historia de la iglesia catolica y de algunos que se hacen llamar “cristianos”. respecto a la inquisicion y otros casos.
SI USTED NO INVESTIGA LA PALABRA DE DIOS Y SOLO SE QUEDA CON IDEAS VAGAS, JAMAS COMPRENDERA LA VERDAD, PUES LA VERDAD ESTA EN ELLA Y NO LO QUE DIGA TAL IGLESIA U OTRA PUES TODO SE CONFRONTA CON LA PALABRA DE DIOS, NO DIGO CON ESTO QUE LA IGLESIA NO SIRVE, SINO QUE HAY IGLESIAS EN QUE EFECTIVAMENTE TODO SE BASA BAJO LA PALABRA DE DIOS, COMO LAS ASAMBLEAS DE DIOS, IGLESIAS PENTECOSTALES, ETC.
porque preguntese usted, ¿comprendo el mundo?, o que es la vida?, entonces como comprenderemos a dios, si ni siquiera nos comprenderemos a nosotros mismos? Respuesta: solo estudiando su palabra y con la ayuda de el.
la mayoria de las personas rechaza a dios por su amor al mal, su exclavitud a hacer lo malo, ya que consideran imposible guardar los mandamientos de dios, y como les gusta lo malo tratan de probar por todos los medios que dios no existe.
efectivamente hay condenacion para aquellos que no aceptaron el amor de su hijo (jesus), pero dios es justo y condena en su justicia, hay azotes para los que hagan lo malo, solo el sabe la duracion y la forma del castigo y para llegar a concebirlo hay que estudiar bien su palabra.
pues yo le digo que dios si existe y lo he sentido y vivido y regocijado en su amor algo que usted no comprende pero dios siempre esta dispuesto a recibirle, porque el quiere que nadie sea condenado.
Edgardo Mercado.
Respuesta
Hola Edgardo:
Creo que esta carta la realizó por el artículo “El infierno del miedo”. La verdad es que en Sindioses.org escriben muchas personas, yo no escribí este artículo, pero por no dejar su carta sin respuesta he decidido contestarle en mi calidad de colaborador permanente de Sindioses.org.
Empecemos con su afirmación “si usted no investiga la palabra de dios… jamás comprenderá la verdad, pues la verdad esta en ella”. Tal declaración es, permítame decirlo, completamente absurda. Si se toma la Biblia literalmente tendremos serios problemas con las evidencias aportadas por la astronomía, la biología, la paleontología, y la historia. La Biblia contiene innumerables contradicciones. ¿Podría decirme cuantos años tenía el rey Ocozías, hijo del rey Omri, cuando empezó a reinar sobre Israel? Sorprendentemente la Biblia contiene dos respuestas contradictorias:
Así pues, cómo afirmar que la Biblia es depositaria de la verdad?
De forma arcaica usted dice: “Por qué, pregúntese usted, ¿comprendo el mundo?, o que es la vida?, entonces cómo comprenderemos a dios, si ni siquiera nos comprenderemos a nosotros mismos? Respuesta: solo estudiando su palabra y con la ayuda de el.”
Permítame responderle:
¿Cómo comprendo el mundo?. Para entenderlo en su parte física lea un texto de Geología (en este caso la Biblia no solo es poco útil, si no que insinúa que es plana); para comprenderlo en su parte social lea un texto de geografía humana (aquí de nuevo la Biblia resulta inútil).
¿Qué es la vida?. Es un sistema químico organizado jerárquicamente, que se automantiene, que responde a los estímulos del ambiente, que es disipador de entropía y que es susceptible de sufrir selección natural darwiniana. En este caso la Biblia no solo resulta inútil sino también extremadamente mentirosa. Según Génesis 9:4 la vida está en la sangre. Según esta visión bíblica, podría decirme señor Edgardo ¿Está vivo un helecho si no tiene sangre?
Dentro de su fundamentalismo usted afirma: “efectivamente hay condenación para aquellos que no aceptaron el amor de su hijo”. ¡Pero que cosa más absurda! ¿Se puede chamuscar a una persona por no aceptar el amor de otra?.
Usted también menciona que “hay azotes para los que hagan lo malo”. Algo absurdo para un dios que se supone omnisapiente. Simplemente sería más útil castigar al violador o al asesino en el momento de su falta, y en lo posible salvar a la victima. Eso sería más justo e inteligente. Ya después, por más azotes que hallan, no quitan el daño causado a una niña violada.
Usted termina su carta con un párrafo en el que se puede leer “pues yo le digo que dios si existe…” A lo que le respondo que su opinión es respetable, pero mientras no tenga evidencias directas e incontrovertibles no le puedo dar crédito.
“…y lo he sentido y vivido…,” afirma usted. Lo dudo mucho. Lo más probable es que halla tenido estados de ánimo, euforia y regocijo gracias a los neurotransmisores de su cerebro.
“…y regocijado en su amor…” Ay caramba!. Bueno, en todo caso le repito que todo eso se reduce a la compleja interacción de los neurotransmisores.
El autor de “El Infierno del miedo” empieza su escrito diciendo “Escribo estas líneas con todo respeto a los que creen, a quienes invito a que no dejen de creer mas los exhorto a pensar.” Esa misma exhortación le extiendo el día de hoy.
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